Nuestros vinos son una verdadera expresión de la naturaleza y la tradición. Elaborados sin alteraciones artificiales, respetando las técnicas y las culturas pasadas de generación en generación.
En Peñaranda de Duero, un pintoresco pueblo medieval enclavado en la Ribera del Duero conservamos nuestras viñas como un tesoro familiar. Nuestros viñedos son principalmente antiguos y manteniendo intacta la herencia de nuestros abuelos y tatarabuelos.
Durante años, destinábamos nuestra cosecha a la cooperativa Castillo de Peñaranda, excepto una pequeña parte con la que elaborábamos nuestro propio vino en la bodega de casa.
Al empezar a elaborar este vino, enfrentamos la incredulidad y el escepticismo, pero confiamos en nuestra visión y amor por la viticultura. Hacer un vino auténtico, sin aditivos ni sulfitos honra la memoria de nuestros antepasados y su conocimiento profundo de la vid y el terroir.
Para nosotros, hacer vino de forma natural significa mucho más que simplemente crear un producto único. Es un estilo de vida y filosofía que nos conecta con la tierra, la naturaleza y nuestra identidad.
Nuestro vino forma parte del vino natura y la cultura de nuestros tatarabuelos, a la que nos sentimos ligados, y no queremos olvidar.
Jesús Cristóbal Villanueva
Elaborar este vino requiere paciencia, dedicación y cuidado en cada etapa, desde la poda de las vides hasta la fermentación y el embotellado. Comprometidos con la calidad y autenticidad, buscamos que el vino refleje la esencia pura de la uva, sin añadir nada que altere su sabor o aroma.
En cada botella, encontrarás un valor único que nos distingue transmitiendo nuestros valores y principios.
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